Hace menos de 200 años, a mediados del SXIX, muchos aventureros, canallas y buscavidas corrían a la conquista del Oeste, directos a California. Oro buscaban en sus minas y ríos, y mucho nos tememos que no quede ya nada para nosotros… Pero lo que sí ofrece California al cervecero, además de policías en bici y patinadoras en triquini, es un lúpulo aromático y poderoso y, en consecuencia, cervezas que son ORO PURO.
Desde la inexistente isla de Coronado, las cervezas de los Chapman, dos hermanos que hace nada regentaban un brewpub y ahora, gracias al canto de una sirena, producen miles de litros de cervezas absurdamente lupuladas.
– IDIOT IPA. 8 lúpulos y el dry hopping de cascade que rematan esta cerveza hacen de ella una Doble IPA capaz de “idiotizar” hasta al más espabilado. Cítrica, resinosa, con toques a frutos rojos y un aroma que invita al trago, dejando un largo final amargo y seco.
También desde San Diego, algo más alejados del puerto pero igualmente marcados por lúpulos y leyendas marinas que los de Coronado, la gente de Mission y sus ideas bien claras.
– SHIPWRECKED. Doble IPA cargada de lúpulos herbales y afrutados. Cítrica y herbal con apuntes dulces de la malta y de cuerpo ligero. Pino, pomelo, maltas y resina en una cerveza que empieza como una IPA para convertirse en una doble según avanza el trago.
– DARK SEAS. Imperial Russian Stout de textura sedosa y aterciopelada, que esconde un aroma rico en maltas tostadas y notas a frutos maduros. Su potente sabor y su imponente cuerpo ocultan muy bien el alcohol, aunque entre las notas a café, chocolate negro e incluso miel percibimos un final licoroso.
En Fort Bragg, a finales de los 80, otro de los pioneros del movimientos artesanal cervecero fundaba un brewpub, que se convirtió en la gigante ballena que contemplamos gracias al saber hacer del maestro Ruedrich, la North Coast.
– OLD RASPUTIN. Imperial Stout que perpetua la tradición iniciada en el S XVIII por los cerveceros británicos para complacer a la corte de Catalina la grande. Rica, enorme, compleja, llena de matices y con un final más que cálido. Sedosa, con caramelo y chocolate en nariz y toffee, licor y frutos maduros en boca equilibrado con una buena dosis de lúpulos.
LA FIEBRE SE EXTIENDE POR EUROPA, CONTAGIANDO A LOS ARTESANOS
La fiebre por ese oro californiano hace mucho que se extiende por el viejo continente, y hoy ya es epidemia. Hace décadas que la primera pale ale británica mostraba los primeros síntomas de contagio, y en el siglo xxi el asunto ha llegado a un nivel alarmantemente amargo. Amargo, aromático y delicioso.
Para seguir analizando el avance, novedades artesanales europeas. Desde Austria dos recetas de Bevog, una micro muy personal que centró su investigación en el mundo de las ales británicas y la personalidad de los lúpulos del oeste americano.
– TAK. Versión de la American Pale Ale por una de las más valoradas cerveceras austríacas. Sobre una base de maltas dulces y caramelizadas se tienden cuatro tipos de lúpulo, que hacen de ella una cerveza muy aromática y fresca, convirtiéndola en todo un peligro muy bebible.
– KRAMAH. En esta receta los de Bevog enseñan músculo. Músculo bien lupulado, afrutado y muy aromático. Mango, cítricos y frutas exóticas en nariz anuncian lo experimentado después en boca, tornándose en un amargor algo cítrico, equilibrado con esa base de malta que hace que todo tenga sentido.
Y si en este país, que viene a ser España, hemos de encontrar a algunos de los primeros portadores de la fiebre, hay que ir a Liérganes. De la buena gente de Dougall’s una nueva receta, potentemente equilibrada.
– DJANGO. Una brown ale al estilo americano que, por graduación (7%) y alta lupulización han decidido etiquetar como India Brown Ale. Aromas herbales y torrefactos en deliciosa convivencia, teñidos de un marrón que esconde notas a malta, madera y un amargor pleno.