UNA CENA CON LOS AMIGOS SUBACUÁTICOS DE LA BIRRA

Y rodeados de amigos relativamente humanos, lo que incluso mejora la cosa! Y es que así son las noches de maridaje vivalabirra-el boca a boca, cosas ricas, sorprendentes birras y delicioso ambiente, todo en perfecta armonía.

En esta ocasión, para la noche del 20 de marzo, la propuesta es atractivamente distinta. Una combinación de mariscos y moluscos con 2 cervezonas enteritas por comensal. Los manuales dictan que para el marisco, una cerveza suave y ligera es la combinación perfecta. Totalmente de acuerdo. Pero no es menos cierto que si nunca nos saltamos una línea de los escritos, nunca probaremos nada nuevo. Ya hace muchos años que los irlandeses saben que no hay mejor tándem que ostras y stout (puede parece una cerveza de sabor demasiado fuerte, pero su final amargo y seco enfatiza muchísimo el sabor del bivalvo!)

Siguiendo estas dos tendencias, y partiendo de la base de que estamos en Asturias y nos gusta ir a nuestro aire, la propuesta resultante es la que sigue: una ración de oricios con una botella de 942 IPA de la artesanal Dougall’s –afrutada y bien lupulizada- seguido de otra ración de percebes y mejillones con una suave vinagreta con su dosis de 355 mililitros de la Imperial Stout de Samuel Smith –negra, opaca, con notas a café, ligeramente acre y ahumada-. Toda una gozada para una noche de jueves a las 21 horas. ¿El precio? 16 euros por persona. ¿Plazas? 20, y bajando…

la madre de todas las batallas de birras: LA FINALISÍSIMA

Cierto, el día D ha llegado. 53 semanas después de aquel enfrentamiento entre Kasteel y St. Bernardus que inauguraba la cruenta campaña de batallas de birras cerramos el círculo.

La noche del miércoles 12 de marzo, a eso de las 21 horas, las 3 supervivientes a estos 372 días de enfrentamientos saltarán por última vez el ring del Rocket Rock Club de Oviedo. Representando a las ales de tradición sajona, y a la vez a la creciente industria artesanal patria, la 942 de Dougall’s. Como abanderada de las ales belgas, de las cervezas trapenses para ser más justos, una rubia delicia de triple fermentación, la ORVAL. Germánica, poderosa, aromática y dulce, la EKU28 de Kulmbach, capitaneando el ejército de las doppelbock.

Sólo 2o elegidos serán testigos de esta última noche de exaltación de maltas y lúpulos. 2o jueces y verdugos que darán buena cuenta de los 3 brebajes para emitir su voto eligiendo a la única vencedora. Sólo 3,5 euros y un mail o llamada os separan de formar parte de todo esto (3 euros justos si sois miembros de elclub de vivalabirra). Contamos con vosotros!

GUSTOS Y COLORES (cata sensorial cervecil)

Se acerca una nueva sesión “golfa” en el Vader, una nueva velada de conjunción musical y cervecil donde nos esperan tres grandes cervezas para ser degustadas. Una sinestesia de sonidos líquidos coloreados, dulces y amargos.

En esta ocasión toca trío de estilos británicos, y aprovecharemos la ocasión para hacer un recorrido por los distintos tipos de malteados que las ales sajonas nos ofrecen. Así caerán por el gaznate de los asistentes una rubia, una roja y una negra… ales, repetimos. Punk ipa de Brewdog será la rubia, una ipa escocesa de malta sin tostar y bien cargadita de amargor y con marcados aromas cítricos. La roja, la red ale irlandesa de O’hara, en la que predominan los sabores a malta y caramelo procedentes de un tueste medio durante el malteado. Y acabaremos con un licor negro como el carbón, obtenido a base de un tueste radical del cereal, con notas a chocolate, nuez moscada y cereal torrefacto, la stout australiana de Coopers será quien ponga el broche de oro a una mágica, y colorida, noche.

El jueves 6 de marzo, en el Vader (C/ Carta Puebla, 8 Oviedo), y las plazas son limitadas así que ya sabéis…

“Alabado sea el señor por enseñarnos a hacer… cerveza”

chimay tripelJocosa frase la que dice el personaje del cura regordete y borrachín en una peli de Robin Hood. Aunque si hablamos de cervezas “trapenses” a quien hay que agradecerle la enseñanza es al padre Père Théodore, un devoto clérigo que en 1946 recibió el encargo del abad de Notre-Damme de Scourmont, cerca de la ciudad belga de Chimay, de abandonar los estudios teológicos para concentrar sus esfuerzos en la producción de una cerveza de alta calidad dentro de la abadía. Fruto de aquellos estudios junto con el profesor Jean De Clerck de la Universidad de Lovaina, la abadía modernizó sus procesos de producción e implantó estándares de gran calidad en la elaboración de sus cervezas, consiguiendo que las variedades de Chimay se convirtieran en las primeras cervezas producidas para gran consumo, y sentando las bases de los criterios de calidad de la denominación “trapense”.

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