Por contraposición a las suaves “mild”, cervezas nada amargas, casi dulces, de cuerpo ligero y con escaso contenido alcohólico, encontramos en las islas británicas las bitter, sus hermanas revoltosas, dicen que gemelas de las pale ale (tradicionalmente su versión embotellada, aunque con alguna diferencia).
No faltaba ninguna en cualquier pub inglés, y sigue sin hacerlo, por lo que ha llegado a convertirse en el estilo más importante de las ales vendidas en Gran Bretaña (ahí es nada). Su carácter depende en parte de las maltas empleadas, pero principalmente le viene dado por el empleo del lúpulo. Los productores ponían todo su arte enfatizando el proceso de ebullición con este verde aliado, e incluso añadían un puñado al barril para dar por finalizado el proceso. Y si el lúpulo es importante en este estilo de cerveza, es lógico y natural que las bitter más secas procedan del condado de Kent, plagado de estas plantas desde al menos el S XII. Y ajustando un poco más en el mapa, hablamos de Faversham, un pequeño pueblo situado entre campos de lúpulo que llegó a contar con 84 cervecerías.
De aquéllas 84 quedan pocas, sólo una, la más antigua de Inglaterra, Shepherd Neame. Y desde el otro lado de sus puertas, que ya nos anticipan sus intenciones (plagadas de molduras en forma de ramos de lúpulo), nos llegan dos de sus deliciosos brebajes, sí embotellados. Combinando lúpulos locales con el aromático “goldings” y empleando agua del manantial de Faversham recibimos a la Spitfire, Premium Bitter de la casa. Una cerveza ambarina con espuma densa y cremosa, aroma a malta tostada y final amargo y seco. Una bitter delicada y muy bien equilibrada. Junto a ella, la Bishop´s Finger, strong ale inglesa con otro interesante final a lúpulo pronunciado y notas a maltas tostadas.