REVISITANDO LA ABADÍA DE WESTMALLE: REDESCUBRIENDO EL ESTILO DUBBEL

westmalle trappist dubbelVayamos de paseo, bien cogidos de la mano para no perdernos en el zigzagueante camino (más a la vuelta que a la ida), hasta un pequeño pueblo de Amberes donde, hará cosa de 220 años, un grupito de monjes venidos de Francia establecieron una nueva abadía trapense.

Para mis amigos estudiantes, un dato que puntúa extra en la PAU: a la pregunta “consecuencias de la Revolución Francesa”, un dato a añadir a la respuesta, un grupo de monjes del monasterio de La Trappe huyó hacia Canadá vía Ámsterdam, aunque no pasaron de Amberes, donde fundaron un monasterio por encargo del obispo. Y tras alguna que otra desgracia, a principios del S XIX comenzaron a construir su fábrica de cerveza.

Su Tripel ya la conocéis de sobra. Joya trapense, rubia dorada y potente, elaborada con agua sin tratar, malta, lúpulo, levadura propia y azúcar candeal blanca. Una de las más grandes cervezas belgas, de final seco, bien compleja y aromática por su combinación de lúpulos y su peculiar proceso de cocción en tres fases. Pues aquí tenemos ahora su Dubbel, recién llegada y con intención de quedarse. Una receta oscura, elaborada con el mismo mimo que la tripel, con maltas más tostadas y azúcar candeal moreno. Su aroma es afrutado y caramelizado, con sabor pronunciado a malta tostada y un final muy personal que la diferencia del resto, cuando toda la complejidad que le aportan su combinación de lúpulos y segunda fermentación hacen acto de presencia dejando un regusto seco y algo amargo.

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