Cierto, ya sabemos que aunque la cerveza belga suele caracterizarse por un marcado énfasis en las maltas, hoy en día el mercado y sus derroteros han llevado a muchas fábricas a elaborar personales versiones del estilo IPA.
Pero hoy no queremos surcar el camino de los gurús de tanto “hop-head” de nueva cosecha. Hoy queremos llevaros al pueblo de Watou, que seguro que os suena. Este pequeño pueblo destaca por la calidad de su agua, y allí se elaboran todas las delicias de Sint Bernardus y de Van Eecke (las Het Kapittel) usando esta materia como principal ingrediente. Pero hay otro punto interesante por el que destaca esta villa, y es por estar situada en el municipio de Poperinge, ciudad belga mundialmente conocida por su producción de lúpulo. Y desde allí os traemos la Hommelbier, una cerveza ambarina y algo turbia que debe su nombre a la propia planta del lúpulo en un dialecto local del flamenco.
En la Hommelbier se mezclan aromas a malta con perfume de flores y hierbas típico del lúpulo Hallertau. Su gusto es amargo, pero la combinación de tres tipos de lúpulo y una segunda fermentación le quitan agresividad, aunque sin restarle nada de carácter. Os presentamos esta ale belga, de refermentación en botella, con buen cuerpo y regusto amargo de 7,5 grados de alcohol. Bienvenidos a la Bélgica lupulizada!